Nací en Gante, y gran parte de mi infancia transcurrió en Egipto y en China. A los 13 años, enriquecida por filosofías de vidas diferentes, regresé a Bélgica impregnada de sabores y colores de otros mundos. Los viajes abren la mente… A los 19 años, con un par de guías turísticas en el bolsillo, me lancé a descubrir China y Tailandia con mi mochila. De mi experiencias en Asia regresé con el arte del masaje. Luego de haber recibido mi primer masaje tradicional tailandés (tradicional thaï yoga masaje) de las manos de un monje en un templo budista de Bangkok, tuve una revelación. ¡Me sentí como en levitación, mis pies ya no tocaban el suelo! En ese momento pensé: ¡ESTO debo aprender a hacerlo! Así fue como empecé. Ahora mi trabajo consiste en cuidar el bienestar de las personas que se encuentran en buena condición física y que desean permanecer en este estado, cuidando de la mejor manera su valioso capital salud.

Un largo proceso de formación con diferentes maestros, así como años de práctica, de experiencia y años de masaje, me ofrecieron la posibilidad de adquirir capacidades que me gustan compartir

El masaje trae paz, amor y alegría